LA TECNOLOGIA ALREDEDOR DE NUESTRO BEBE.
Año 2019, dentro de lo que antaño era un reducto de paz y seguridad para nuestros hijos, se amontonan la tele de plasma, el móvil, la táblet, el portátil, la PSP, el Wi-fi... un universo de tecnología, ondas y radiaciones que pretendemos mantener controladas. Pero ¿ lo conseguimos ?
Desde CASA DEL BEBE , vamos a intentar visualizar cuales son los peligros reales de estos hábitos millenials y sus consecuencias en la salud y hábitos de nuestros hijos.
El uso desmedido y sin control de la tecnología en los niños puede generar problemas de salud , desórdenes en el sueño, irritabilidad, bajo rendimiento académico, aislamiento y depresión. Esto se refleja en los tiempos que permanecen conectados, el comportamiento que asumen con sus padres y mayores, o el desinterés frente a otras actividades y tareas cotidianas.
Podemos afirmar , según múltiples estudios, esos indicios :
Hoy es una realidad que los niños que invierten más del 40 por ciento de su tiempo en la tecnología suelen tener dificultades emocionales, como la incapacidad de reconocer sus propios sentimientos o los de los demás; baja o ninguna habilidad de interacción social, y presentar periodos de depresión o ansiedad por el tiempo que pasan sin tecnología”
Esto suele darse desde temprana edad, muchas veces desde que los niños aún no hablan y se entretienen con los teléfonos celulares y las tabletas de sus padres, en vez de explorar el mundo a su alrededor e interactuar con quienes los rodean. En tal sentido, la Universidad de Harvard examinó a un grupo de pequeños con acceso a teléfonos inteligentes, encontrando que los menores que los manipulaban dormían menos, ya que, por el tamaño del dispositivo, era muy fácil llevarlos con ellos a la cama.
La Academia Estadounidense de Pediatría, en su documento ‘Los niños, los adolescentes y los medios de comunicación’, reveló contundentes estadísticas en relación con el tiempo que los niños se sumergen en la tecnología: un niño entre los 8 y 10 años pasa cerca de 8 horas diarias frente a un dispositivo electrónico, y ese tiempo puede ascender a 11 horas por día en niños mayores y adolescentes.
Los adultos pueden tener parte en el problema
Cuantos papas conocemos que le dan al niño "la anestesia de la maquinita" para que les dejen tranquilos. Asumamos esa culpa. Con ello conseguimos que la actividad física, los deportes, los juegos grupales y al aire libre se sustituyan por la comodidad de tener a los niños sentados y quietos en el mismo lugar, embobados en la pantalla.
Los especialistas consultados indican que cuando un niño se vuelve adicto a la tecnología se está volviendo adicto a la diversión sin ningún esfuerzo, es decir, aprenden que en el mundo ‘real’ las relaciones requieren cero compromiso y esfuerzo; y claro, luego se intentan relacionar , y no lo logran con facilidad, se frustran y el bucle vuelve , "quiero lo fácil, entretenerme con la tecnología que no me cuesta trabajo".
De alguna manera, la vida que los adultos han creado a su alrededor (obligada en cierta manera por nuestro alocado ritmo de vida) potencia esa dependencia en los pequeños al carecer de tiempo suficiente para jugar, salir al exterior etc.
La imposibilidad de cuadrar vida laboral y familiar ha hecho que esta sea una de las lacras que la vida moderna crea.
¿Cómo prevenirlo?
Hay que establecer una ‘cultura familiar’. Parar ello, las actuaciones en este sentido deben trabajarse de manera organizada, programada y con una meta para los padres que debe ser la de buscar actividades que generen mejores niveles de comunicación interpersonal , donde se enseñe a resolver conflictos, y hacer de la vida familiar algo armonioso, divertido, para que el niño no tenga la necesidad de ‘escapar’ y sumergirse en un mundo tecnológico sin objetivos”.
¿Qué hacer?
Es lógico pensar que la tecnología es una herramienta que, bien manejada, nos brinda los mejores resultados en el día a día, pero, a la vez, deben existir pautas para mitigar su impacto y establecer reglas a toda la familia en términos de tiempo, usos y maneras de implicarla en nuestros hábitos.
U na exagerada exposición a la red puede ocasionar en los pequeños graves repercusiones en su comportamiento, asi como ansiedad y estados depresivos.
La tecnología tiene el poder de cautivar a los menores, la imagen hace que comprendan mejor lo que les llega y el cerebro entienda mucho más fácil un contenido que incluya dibujos y formas, que si se lo transmiten con signos, como es el lenguaje, de ahí la predilección que todos tenemos por lo audovisual.
Es muy importante que los adultos estén atentos a las señales que puedan darse respecto al tiempo que los menores se mantienen aislados y conectados, como por ejemplo:
1.- Que el niño se ponga de mal genio cuando le piden que termine la conexión o que realice otra actividad.
2.- Que prefiera jugar en un dispositivo tecnológico a compartir con otros niños o la familia.
3.- Que no solucione los problemas, sino que los ignore, se aísle y escape a través de la tecnología.
Si empiezas a visualizar algunas de estas cosas, no estaría de mar poner especial atención a la conducta del niño. Podriamos estar a las puertas de un comportamiento tóxico.
La mejor estrategia de prevención es dar acompañamiento y ejemplo de vida sana, al aire libre y de interrelaciones reales con personas a nuestros menores.
Las ondas wifi y nuestros hijos.
Los niños están un mínimo de 6 horas al día expuestos a estas radiaciones, 132 horas al mes, 1.188 horas al año. Un alto índice que nadie parece querer aclarar si es nocivo o no. Opiniones enfrentadas se suceden sin que tengamos clara que decisión debemos de tomar. Mientras unos indican y aportan estudios que "confirman" la influencia de estas ondas en problemas de indole cerebral, otros mantienen que no existe aun ningún estudio serio al respecto, mas allá de interesadas y condicionadas opiniones.
Con carácter general, no estaría de mas que adoptáramos alguna precaución, por si acaso:
1.- Evitar colocar la cuna, el cambiador u otro mobiliario donde el bebe pase tiempo cerca de un emisor de estas ondas.
2.-Apagarlo siempre que no esté en uso.
3.-Colocar el emisor a mas de un metro de sitios con presencia de niños pequeños.
4.-Evitar, en lo posible, que el niño juegue con móviles, táblets o similares.
En fin, que seamos conscientes de que no toda tecnología es buena de antemano para la salud de nuestra familia, y al menos debemos de valorar su uso mas o menos indiscriminado cerca de nuestro hijos menores.
AVDA.PRINCIPE DE ASTURIAS 8D
41500 ALCALA DE GUADAIRA
SEVILLA
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